Sevilla, 1983. Seguro que no es el mejor disco de Triana, pero a mí es el que más me gusta, ahora os contaré porqué. Fue el último disco de la banda sevillana porque pocos meses después de su grabación, Jesús de la Rosa, su líders ae mató en un accidente de coche mientras volvía de un concierto benéfico en el País Vasco. Ahí se acabó la banda, pero han pasado a la historia como una de las mejores de la historia. En el minidebate aquel que se abrió alguien los nombró. No sé si es el mejor de la historia, pero si no lo es, no debe andar muy lejos.
No me voy a meter en cuestiones musicales. Mal que bien todos hemos escuchado algo de Triana en nuestra vida y sabemos por dónde se movieron. Rock andaluz (uff, vaya etiqueta), rock progresivo (bebedores de las fuentes espectaculares de King Crimson) y una calidad compositiva e instrumental fuera de toda duda. Pero no, no es su calidad lo que me lleva a publicar este disco. Si me limitara sólo a la calidad supongo que habría colgado el “Sombra y luz” que puede que sea su mejor obra. A mí “Llegó el día” es el disco que más me gusta, y el que más he escuchado. Tiene dos temas para mí espectaculares, uno por su calidad y otro por lo que me recuerda. La calidad, la de la canción que da título al disco. Los trece minutos de este tema son espectaculares. No es fácil que una canción tan larga no se haga pesada. Para mí tiene una medida justa. El inicio tan pausado y con esa cadencia tan fina, con esa letra que trata de transmitir un optimismo difícil, casi increíble: “regalarle a la vida todo el fuego de tus ojos y tus ansias de vivir”, con ese gong que propone una segunda parte de la canción en la que van entrando las voces del coro de niños que dulcemente dicen: “Iba vestida la aurora con rayos de sol y en los cabellos prendido llevaba una flor”, a mí esta es la única parte de la canción que sí me transmite algo positivo, esa aurora blanca y que brilla como una opción real de salir de una situación difícil. El punteo que viene después me reafirma más en ese momento optimista porque enseguida vuelve al origen, cerrando el círculo de la canción, de nuevo con el compás pausado y la letra optimista sobre un fondo pesimista. Es como el que sonríe con los labios pero la mirada la lleva triste. A eso me suena este tema.
El otro tema del que quería hablar es el que abre el disco. No es el mejor del disco, puede que sea el tercer o cuarto (“De una nana siendo niño” es un espectáculo: "Yo quiero ser como el río al despertar que su fluido me lleve buscando al mar" y “Aires de mi canción” es otro temazo, perdón, temasso). Pero decía que quiero hablar de la primera canción, “Desnuda la mañana”. Mirad a mí esta canción es que transmite buen rollo. Cada vez que la escucho me pone una sonrisa en la boca y eso muchas veces se agradece. Supongo que es por el recuerdo. Os lo cuento. Os parecerá una estupidez, pero es así. La mañana de mi última oposición (2006) me levanté, desayuné y me preparé para ir al examen (a descargar la mala ostia con la que llevaba casi 6 meses). Como comprenderéis el nivel de tensión que levaba en lo alto era gigantesco. Me senté en el coche y cuando arranqué empezó a sonar esta canción. Estaba puesta en el CD, pero yo no lo sabía, saltó directamente y cuando empezó, de repente me tranquilicé, sonreí y empecé a cantarla a voz en grito (no sé qué opinarán mis ex vecinos, pero bueno). Me dio tan buen rollo que no salí del garaje hasta que acabó y cuando lo hizo, la puse de nuevo y volví a sonreír igual. No sé, creo que me cambió el humor, de hecho fui a recoger a Anoria y creo recordar que me dijo algo así como: “tío, vaya careto de felicidad que llevas, cualquiera diría que vas a una oposición”. ¿Mi respuesta?: “shhhtt!! Espera que termine la canción”.
No me voy a meter en cuestiones musicales. Mal que bien todos hemos escuchado algo de Triana en nuestra vida y sabemos por dónde se movieron. Rock andaluz (uff, vaya etiqueta), rock progresivo (bebedores de las fuentes espectaculares de King Crimson) y una calidad compositiva e instrumental fuera de toda duda. Pero no, no es su calidad lo que me lleva a publicar este disco. Si me limitara sólo a la calidad supongo que habría colgado el “Sombra y luz” que puede que sea su mejor obra. A mí “Llegó el día” es el disco que más me gusta, y el que más he escuchado. Tiene dos temas para mí espectaculares, uno por su calidad y otro por lo que me recuerda. La calidad, la de la canción que da título al disco. Los trece minutos de este tema son espectaculares. No es fácil que una canción tan larga no se haga pesada. Para mí tiene una medida justa. El inicio tan pausado y con esa cadencia tan fina, con esa letra que trata de transmitir un optimismo difícil, casi increíble: “regalarle a la vida todo el fuego de tus ojos y tus ansias de vivir”, con ese gong que propone una segunda parte de la canción en la que van entrando las voces del coro de niños que dulcemente dicen: “Iba vestida la aurora con rayos de sol y en los cabellos prendido llevaba una flor”, a mí esta es la única parte de la canción que sí me transmite algo positivo, esa aurora blanca y que brilla como una opción real de salir de una situación difícil. El punteo que viene después me reafirma más en ese momento optimista porque enseguida vuelve al origen, cerrando el círculo de la canción, de nuevo con el compás pausado y la letra optimista sobre un fondo pesimista. Es como el que sonríe con los labios pero la mirada la lleva triste. A eso me suena este tema.
El otro tema del que quería hablar es el que abre el disco. No es el mejor del disco, puede que sea el tercer o cuarto (“De una nana siendo niño” es un espectáculo: "Yo quiero ser como el río al despertar que su fluido me lleve buscando al mar" y “Aires de mi canción” es otro temazo, perdón, temasso). Pero decía que quiero hablar de la primera canción, “Desnuda la mañana”. Mirad a mí esta canción es que transmite buen rollo. Cada vez que la escucho me pone una sonrisa en la boca y eso muchas veces se agradece. Supongo que es por el recuerdo. Os lo cuento. Os parecerá una estupidez, pero es así. La mañana de mi última oposición (2006) me levanté, desayuné y me preparé para ir al examen (a descargar la mala ostia con la que llevaba casi 6 meses). Como comprenderéis el nivel de tensión que levaba en lo alto era gigantesco. Me senté en el coche y cuando arranqué empezó a sonar esta canción. Estaba puesta en el CD, pero yo no lo sabía, saltó directamente y cuando empezó, de repente me tranquilicé, sonreí y empecé a cantarla a voz en grito (no sé qué opinarán mis ex vecinos, pero bueno). Me dio tan buen rollo que no salí del garaje hasta que acabó y cuando lo hizo, la puse de nuevo y volví a sonreír igual. No sé, creo que me cambió el humor, de hecho fui a recoger a Anoria y creo recordar que me dijo algo así como: “tío, vaya careto de felicidad que llevas, cualquiera diría que vas a una oposición”. ¿Mi respuesta?: “shhhtt!! Espera que termine la canción”.
Desnuda la mañana y sin sol
escuece el frío al amanecer
un rayo de esperanza
relampaguea en la ciudad.
Aquella mañana de 2006 estaba algo desnuda, sí que tenía sol, no hacía nada de frío y el rayo de esperanza que relampagueó en la ciudad y en mi cabeza fue este tema.
Supongo que el hecho de que todo saliera bien me lleva a tener este recuerdo del tema, pero bueno, así funciona esto, no? Pero es cierto, cada vez que pongo el tema me da buen rollo. Tengo eso tan interiorizado que cuando estoy bajo de ánimos, directamente, no la pongo, para no perder esa imagen que tengo de ella (a veces los malos momentos ni siquiera se solucionan con música) y prefiero dejarla en la recámara de “vendrán momentos mejores”.
En fin, discasso (el Word se empeña en ponerme discazo, pero no). Sé que nuestro master está tentado de poner uno de Triana, ahí te dejo un hueco para que cuelgues el que quieras (¿El patio?), pero este hacía rato que lo quería poner.
Esto es lo mejor que he encontrado en youtube de este disco, así que ahí va. Y si queréis el link, pues también, aunque a estas alturas…